miércoles, 1 de octubre de 2008

El azul


Así llamábamos al policía en la época en que yo era chico. Llevaba un uniforme mas formal que el de ahora; una onda mas parecida al de los militares. En invierno llevaban saco y en verano camisa. Hoy los encuentro mas alineados a la moda de los policías de Nueva York , lastima que solo se le parezca en el atuendo.

Llamarlo así, era nuestra manera de referirnos a él, con la clásica predisposición discriminatoria con que se trata a estas personas. Cada época los ha llamado de todas las maneras posibles, excepto lo que es: el policía.

Mi abuelo los llamaba "Ropa prestada", el común de mis mayores, simplemente "cana". Era normal pensar mal de ellos, temerles y en lo posible, evitarlos. Crecí pensando que era una especie de plaga y cuando andaban de civil, me provocaban una desconfianza injustificada.

Han trabajado duro para ganar su fama. Pesa sobre sus hombros las sospechas de gatillos fáciles, capitalistas absolutos del juego clandestino, proxenetas de putas y trabas, secuestradores, ladrones de banco , coimeros, y etc, etc, etc.

Con semejante prestigio, parece difícil que puedan gozar algún día del lugar social que tienen que tener: el de ser una rama eficiente del sistema judicial encargado de la seguridad publica.

¿Pero nos sirve a nosotros, como ciudadanos, quedarnos de brazos cruzados y asumir que son un simulacro de buenas intenciones, cuando en el fondo no son mas que un clan mafioso?.

Me parece que no y creo que esta muy mal que llevemos esta idea a tales extremos.

Por empezar es muy falaz meter a toda la fuerza dentro de la misma bolsa. Es una institución hecha por personas, y como todas las personas, las hay buenas y malas. No me quedan dudas que habrá delincuentes que sacan provecho del rol, y operan con impunidad dentro del uniforme de protectores de la sociedad. Pero tal actividad no es solo exclusiva de ellos. Conocemos perfectamente a muchos políticos que hacen lo mismo, e incluso no tienen el menor problema en postularse a nuevos cargos y ser reelegidos como si no hubiera pasado nada. No obstante la policía pareciera no tener derecho a la reivindicación. No importa que tan bien se comporte o cuan eficaz sea. Siempre será "La maldita policía".

Llama la atención lo imposible que parece disciplinarla. Desde la época de Alfonsin, que vengo escuchando promesas de reestructurarla, palabra con que se nombra al deseo colectivo de volverla eficaz, de que atrape ladrones, desbarate bandas de narcos y controle desmanes con profesionalismo. Pero todo lo que vi hasta ahora, fue solo cartón pintado; situaciones para la foto y el voto fácil que no arregla el déficit estructural e institucional que esta fuerza presenta.

Un taxista me contó que C. Kirchner les saco el seguro de vida. Pensemos esto, ¿Hay alguien que necesite mas un seguro de vida que un policía?...., no lo creo. Enviamos a un tipo ha ponerle el pecho a las balas y le exigimos que en caso de salir muerto, su familia quede a la deriva. Eso si, lo sepultaremos con honores y su sepelio saldrá en el noticiero de la tarde. No se que tan cierto será esto, pero califica con creces para ser la clase de medida que C.Kirchner podría tomar.

Cierto o no, hay algo en la construcción de la política definida para la policía que resulta bastante esquizofrenica:

Debe enfrentar el delito, pero a su vez cuidarse de que el delincuente lo demande.

No puede actuar por prevención, solo luego de que lo peor haya sucedido.

No tiene presupuesto para equiparse científica y metodológicamente pero tiene que ser tan sagaz como si fuera el Scotland Yard.

Se les paga dos mangos y los miramos indignados, cuando la pizzería de la otra cuadra les regala el almuerzo a cambio de que anden cerca del negocio.

¿No les estamos pidiendo demasiado?, ¿No es ya suficiente, lidiar con lo peor de la sociedad, para que además deban ser menospreciados por aquellos a los que debe proteger?.

Para mi son tremendamente necesarios, mas de lo que me gustaría. Hay una enorme población de delincuentes activos, en formación y en estado latente. Población que comienza a transformarse en un elemento políticamente activo. Organizada bajo la tutela de promotores del terror, estratégicamente ubicada en puestos de poder, que los tiene bajo la manga, como un recurso mas de su ya vasto arsenal logística de canalladas.

Hoy por vos mañana por mi, es la filosofía del ambiente y en el proceso, desde esos puesto de poder, desbaratan el mecanismo que se encarga de combatirlos. Así de simple y eficaz es el sistema. ¿ No les estaremos facilitando la jugada al ver el árbol y no el bosque?Debemos dar lugar al policía nuevamente en la comunidad. Hay que profesionalizarlo, Hacer que su trabajo les permita vivir, adiestrarlos científicamente. Su función es necesaria. En un mundo perfecto quizás no, pero en este, me gustaría tenerlo de vecino.
La foto es gentileza de flickr, aqui su vinculo http://www.flickr.com/search/?q=fuego&page=13

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