jueves, 27 de noviembre de 2008

Hice la paz por separado con el mundo





Corre 1929, el crack bursátil de wall street, provocara una tragedia en la vida del escritor. Su padre se suicida a consecuencia de la perdida de todos sus ahorros. No obstante es el año en que se publica Adiós a las Armas o A Farrewl to Arms, que es un juego de palabra que en Ingles puede ser leído también como adiós al abrazo, suscitando el doble sentido que tiene la obra. Guerra y Amor.

Es sin duda para muchos críticos, el mejor Hemingway. Escrita en 6 meses y corregida durante nueve, esta obra, tiene varios records. Fue prohibida en Boston por inmoral, Difamada por el régimen de Mussolini, su ultimo capitulo fue reescrito 36 veces y sufrió muchas modificaciones en el proceso de editarla. El esfuerzo bien valió la pena. Se trata de una novela espléndida; una obra maestra sutilmente escrita.

Conviene aclarar un poco el porque de su encanto. A mucha gente no le gusta Hemingway. Hecha en falta quizás opiniones personales de la voz narrativa, o dramas mas intensos. La personalidad del escritor, fotografiado hasta el infinito cerca de toros torturados o leones abatidos a fuerza de potentes rifles, tiene cierto aire sádico. Su falta de compromisos con hechos históricos y sociales de su tiempo, no lo hacen trascendente moralmente. El feminismo vio en el, cierto modelo decadente de machismo totalitario. Andaba siempre cerca del peligro y vivió buena parte de su vida, en estado de ebriedad. Sin embargo, en esta mirada, se obvia lo mas importante y es que este hombre era un artista, a su manera, es decir, poniendo el arte donde sabia hacerlo: las palabras. El resto le importaba un huevo.

Adiós a las armas es pura reminiscencia. Esta construida con los recuerdos del autor sobre su experiencia en el frente italiano, durante la gran guerra. No fue soldado, sino una especie de voluntario de la cruz roja, que realizaba tareas humanitarias, tales como el reparto de chocolates, cigarrillos y correo. Como prestaba servicio en las trincheras del primer frente, fue herido en una pierna, motivo por el cual, permaneció varios meses hospitalizado, enamorándose inevitablemente de la enfermera que los asistía. De aquí proviene Catherine Barkley, la amante heroína de la novela que se enamorara de Frederic Henry, el "tenente" americano que presta servicio en el desorganizado ejercito italiano. Permanentemente, Hemingway se mofara de este ejercito a lo largo de toda la novela y es el eco personal del desagrado que le provocaba el régimen fascista. Sin embargo, buena parte la obra transcurre en Italia. En las montañas donde se combatía contra Austria y en Florencia, donde el personaje, pasa su proceso de rehabilitación. La parte final se desarrollara en Suiza, cuando el Tenente, deserta del ejercito y va en busca de su enfermera embarazada. Es el momento en que el personaje "Firma una paz por separado con el mundo".

La novela es fluida en todo momento, a pesar de que muchas veces la acción sea solo el trasladarse por un camino montañoso. Es tan soberbia la descripción de lugares y sus momentos según la estación del año, que no logra distraer la atención del lector, al contrario, lo ubica en situación de una manera sensorial y sensual. Este recurso estará presente en todo la novela. La correcta construcción imaginaria del lugar y los personajes que habitan en ella, ponen el marco pintoresco al drama humano que allí se narra y facilita la vitalidad de la obra porque logra plasmar una película en la mente. Aquí es donde reside el poder de Hemingway, su prosa es un instrumento descriptivo en una era donde la imagen comienza a inundar la vida de la sociedad moderna. No hay tiempo y espacio para tanta elocuencia. La literatura debe competir con la imagen, imitando de ella su velocidad e inmediatez. La palabra debe golpear a la imaginación con la velocidad de la luz o extinguirse.

Hay muchas lecturas criticas de Adiós a las armas. Para muchos es una novela negativamente pesimista, pues toda la lucha por la vida parece una hueca acción en el vacío, ya que la muerte termina al final, devorándoselo todo. Otros ven el desencanto y el descubrimiento de la individualidad cuestionándose el absurdo de participar en guerras. Hechos colectivos brutales y sanguinarios llevados a cabo por personas que no entienden bien que hacen allí, en medio de la peor miseria y desolación. En cierto sentido cuestiona el concepto de Patria y la obligación de sus ciudadanos de sacrificarse por ella; concepto que por entonces lo coloca en cierta postura rebelde con la ideología imperante de la época.

El personaje de la novela es un joven desarraigado. No hay pasado aquí, solo presente. La única referencia a algún familiar, será cierto abuelo rico, que le gira dinero, permitiendo al héroe, no tener nada que ver con el esfuerzo de ganarse la vida. Es un recurso interesante, que nos permitirá como lectores apreciar la buena mesa y los placeres casi vacacionales de un herido de guerra que se recupera física y emocionalmente. Su convivencia con la enfermera, son fragmentos nocturnos, amparados en la clandestinidad de la noche, pero suficientemente intenso para que el joven medio putañero y aficionado a la bebida que es el Tenente Frederic Henry, descubra a una mujer a la que puede amar y ser amado.

La recuperación definitiva, lleva al Tenente de vuelta al sórdido frente de guerra; donde las cosas han empeorados y el ejercito italiano retrocede ante la ofensiva alemana. Luego de los soleados placeres del amor, su realidad es una desorganizada huida bajo una lluvia que pone todo el panorama de un absoluto y sombrío gris. Es el momento de mayor acción de la novela. El peligro es inminente y todos quedan librados a su suerte, entre ellos el despreocupado oficial responsable de ambulancias, que se ve obligado incluso a matar, huir y desertar en medio de la retirada. Es el momento del click existencial del personaje, quien se da cuenta que tiene mas cosas que ganar que de perder, decidiendo huir de Italia y la guerra. Pero primero debe recuperar a su novia, que tras largas peripecias, logra encontrar, embarazada y temerosa de ser abandonada.

No quiero decir nada del final, se merece que lo cuente Ernest Hemingway. Circula la versión que la idea de como terminarla, se la dio Scott Fitzgerald, pero oficialmente, el autor jamás negó ni afirmo que así fuera. Personalmente adoro esta novela, es sin duda una de mis favoritas. Mi consejo es que se la lea con el guiño de apreciar que quien la escribe tenia este concepto de la Literatura:

"La Literatura es Arquitectura, no decoración de interiores". Y vaya si en esta lo demuestra.

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